lunes, 12 de diciembre de 2011

En la ignominiosa oscuridad

¿Nunca os habeis preguntado qué sentirá un ciego? No sabes lo que implica no ver, no oír, no conocer. Llevo una vida de preguntas sin respuestas. Como un ciego.

¿Padres? La naturaleza dicta que he de tenerlos. Una madre y un padre. Padre, conozco su nombre, Regulus Arcturus Black, un mortífago de la alta alcurnia que vivía en... no lo se... que le gustaban los... no lo se... que conocía a.... lo de siempre, no tengo ni la más remota idea.

Sentado en la escoba Marcus miraba pensativo el tejado de la mansión Malfoy. A sus 10 años, solo había vivido, como a él gustaba denominar, como un ciego. En la ignorancia.

Madre. No tengo.

Se que no puede ser, que todo el mundo debe de tener una madre, pero yo no tengo. Y si alguien me lleva la contraria sin aportar pruebas le partiré las piernas.

A ver, párate Cepheus, espera, reúne pruebas. Qué sabes de tu madre? Nada de nada. Vale, no es un comienzo, pero al menos tenemos... NADA! Si analizo a Regulus quizás consiga sacar algo en claro... Espera, lo único que se de Regulus es... su nombre y que era mortífago. Entonces analizando que no se nada de mi padre, con que no se nada de mi madre me sale que, OS ODIO A TODOS! No podíais hablar, no? Teníais que mantenerme en una vida de mentira? Soys deplorables.

Marcus se dirigió al suelo, dejó la escoba y se puso a correr como alma que lleva el diablo, sin importarle los golpes que las ramas le propinaban, sin importar las veces que caía trastabillando. Su cara, manchada de lágrimas, sangre y tierra contenía un rictus de la más profunda tristeza y furia que el bosque había contemplado. Cuando llegó al barranco, solo saltó...

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